lunes, 18 de abril de 2011

JAMES JOYCE Y VIRGINIA WOOLF

  Cuando se acerca el final del siglo XIX tiene lugar la crisis de la novela realista: la narración objetiva de unos hechos, ordenados cronológicamente, efectuada por un narrador omnisciente que se recrea en la descripción exhaustiva de ambientes y personajes es puesta en cuestión.
  En los primeros años del siglo XX nos encontramos con:

a)      Novelistas que siguen fieles al Realismo. Ejemplos: Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Henry Sienkiewicz- Quo vadis?, Edith Wharton- La edad de la inocencia, Henry James, Joseph Conrad- El corazón de las tinieblas, Arthur Conan Doyle, Julio Verne, H.G. Wells, Rudyard Kipling, Mark Twain.
b)      Novelistas que, sin cuestionarse los principios fundamentales del Realismo, lo superan o lo hacen evolucionar hacia subgéneros nuevos (existencialismo, neorrealismo italiano, realismo socialista, realismo de la posguerra española, realismo mágico, novela histórica, etc).
c)      Los novelistas que rompen abierta y violentamente con las posiciones artísticas dominantes, poniendo el acento en la forma y desentendiéndose de todo lo que no sea puro arte (vanguardistas, generación perdida americana, novela experimental, etc.)

NARRATIVA EN LENGUA INGLESA

1. JAMES JOYCE


  El fin del Realismo mediante una obra volcada definitivamente en la forma, donde el estilo se convierte en el protagonista absoluto, llega sin duda con Joyce. Él es considerado el padre de la novela contemporánea. Sus novelas, que han dado lugar a cientos de estudios críticos e interpretaciones, tiene la ciudad de Dublín como escenario, y sobre sus calles se va trazando una innovadora epopeya de la contemporaneidad.
  Mientras que en Dublinenses percibimos muerte y pesimismo, Retrato de un artista adolescente está repleto de elementos autobiográficos a través del protagonista, Stephen Dedalus, quien también aparece en Ulises. Esta última obra es una de las cimas artísticas de la literatura. El propio Joyce asistió a las interpretaciones que la crítica hizo sobre sus personajes (Bloom, Molly y Dedalus vendrían a ser Ulises, Penélope y Telémaco) y, sobre todo, sobre las trasposición de escenarios y episodios de la Odisea a su novela.
  Una de las claves de Ulises es el manejo del tiempo, elemento recurrente en la narrativa contemporánea. La acción transcurre en 24 horas, lo que da pie a exhaustivas y documentadas descripciones, pero, especialmente, a un rápido fluir de sentimientos, sensaciones y diálogos entre los personajes, que aun confundiéndose con la voz narrativa (mediante la incorporación de corrientes de conciencia y monólogo interior), manifiestan toda su complejidad psicológica y vital presentando rasgos personales y lingüísticos propios.

http://www.cadenaser.com/articulo/cultura/Guia/perder/miedo/Ulises/Joyce/csrcsrpor/20040616csrcsrcul_1/Tes/

CAPÍTULO 6: "HADES"

  El señor Bloom admiró el opulento volumen del vigilante. Todos quieren estar en buenos términos con él. Un tipo decente, John O'Connell, de buena extracción. Llaves: como el anuncio de Keyes: sin miedo de que nadie salga, sin controles de salida. Habeat corpus. Tengo que encargarme de ese anuncio después del funeral. ¿Escribí Ballsbridge en el sobre que usé para disimular cuando ella me descubrió escribiéndole a Marta? Espero que no esté tirado en la oficina de cartas sin reclamo. Estaría mejor afeitado. Barba que ya sale gris. Esa es la primer señal cuando los pelos se vuelven grises y viene el malhumor. Hilos de plata entre el gris. Imaginate ser su mujer. Me pregunto cómo tiene el tino de declararse a una muchacha. Vamos, vivamos en el cementerio. Mostrale eso. Podría emocionarla al principio. Cortejar la muerte… Sombras nocturnas rondando por aquí con todos los muertos desperezándose en los alrededores. Las sombras de las tumbas cuando los camposantos bostezan y Daniel O'Connell debe ser un descendiente supongo quién era quien solía decir decir que era un raro de raza gran católico igual como un gran gigante en la oscuridad. La luz mala. Emanaciones de las tumbas. Quiero mantener su mente fuera de esto, para poder pensar algo. Las mujeres especialmente son tan susceptibles. Uno les cuenta una historia de fantasmas en la cama para hacerlas dormir. ¿Viste un fantasma alguna vez? Bueno, yo sí. Era una noche de boca de lobo. El reloj estaba por dar las doce. Sin embargo besarían dadas las circunstancias adecuadas. Putas en tumbas turcas. Si uno las pesca de jóvenes, pueden aprender cualquier cosa. Uno podría llevarse una joven viuda por acá. A los hombres les gusta eso. Amor entre las tumbas. Romeo. Especias de placer. En el medio de la muerte estamos vivos. Ambos extremos se tocan. Tentando a los pobres muertos. El aroma de bifes a la plancha para los hambrientos royéndoles las entrañas. Ganas de vivificar gente. Molly queriéndolo hacer en la ventana. Igual tiene ocho hijos.
  Ya ha visto una buena cantidad de gente ir bajo tierra en su momento, tirados a su alrededor campo tras campo. Camposantos. Más lugar si se los entierra parados. Sentados o de rodillas no se podría. ¿Parados? La cabeza podría asomar un día en algún terremoto con la mano señalando. Todo el campo debe estar panalizado: celdas oblongas. Y lo mantiene muy prolijo también: corta el pasto y los bordes. El intendente Gamble llama Monte Jerome a su jardín. Y lo es. Deben ser flores del sueño. Los cementerios chinos donde crecen tulipanes gigantes producen el mejor opio, me dijo Mastiansky. Los Jardines Botánicos están ahí mismo. Es la sangre que se hunde en la tierra la que da nueva vida. La misma idea esos judíos que dijeron haber matado al niño cristiano. Todo hombre su precio. El grueso cadáver bien preservado de un caballero, epicúreo, invaluable para un jardín frutal. Una ganga. Por la carcasa de William Wilkinson, auditor y contador, recientemente fallecido, tres libras, trece chelines con seis. Agradecido.
  Me animo a decir que el suelo engordaría con el abono de cadáveres, huesos, carne, uñas, osarios. Horribles. Se vuelven verdes y rosas, se descomponen. Se pudren rápido en la húmeda tierra. Los flacos viejos son más duros. Luego como ceroso con aspecto de queso. Luego se empieza a poner negro, una melaza que se les rezuma. Luego se secan. Mariposas de la muerte. Claro que las células o lo que sean siguen viviendo. Van cambiando. Viven prácticamente para siempre. Nada para comer se comen ellas mismas.
   Pero deben criar un infierno de gusanos. El suelo debe formar remolinos con ellos. Se le arremolina la cabeza a uno. Esas lindas chicas en la playa. El parece bastante contento con esto. Le da una sensación de poder ver a los demás ir bajo tierra primero. Me pregunto cuál es su mirada sobre la vida. Cuenta sus chistes, además: lo pone de lo más feliz. Aquel del boletín. Spurgeon se fue al cielo a las 4 AM esta mañana. Las 11 AM (hora de cerrar). No llegó todavía. Pedro. Los mismos muertos los tipos de alguna manera querrían oír algún chiste o las mujeres saber qué está de moda. Una pera jugosa, o un jugo de frutas para damas, caliente, fuerte y dulce. La humedad, afuera. Hay que reírse a veces así que mejor hacerlo así. Los sepultureros en Hamlet. Muestra el profundo conocimiento del corazón humano. No se anima a contar un chiste de muertos por dos años, al menos. De mortuis nil nisi prius. Primero hay que salir del duelo. Difícil imaginarse su funeral. Parece como un chiste. Leer el propio obituario dicen que uno vive más. Como que da nuevos ímpetus. Un nuevo contrato para vivir.

2. VIRGINIA WOLF Y EL CÍRCULO DE BLOOMSBURY


   Coetánea de Joyce,  fue el centro de un grupo de intelectuales progresistas y escépticos, el Círculo de Bloomsbury, que perseguía el placer estético y el conocimiento a través de la creación (E.M.Foster, T.S.Eliot, Bertrand Russell, M. Keynes).
   En la novela de Virginia Woolf se percibe una gran intensidad lírica aprehendida mediante la dispersión de elementos evocadores (paisajes, objetos, recuerdos, intervenciones de los personajes). Lo que queda no es la trama, sino el “halo luminoso”. Todas las experiencias sensoriales se acumulan y determinan una percepción diferente, muy cercana a la poesía. Es comprensible, por tanto, que el monólogo interior y las corrientes de conciencia, tanto como la mezcla de pasado, presente y futuro, aparezcan en sus mejores obras (Al faro, Las olas, Entre los actos, etc.)

FRAGMENTO DE LA PELÍCULA "LAS HORAS":
http://www.youtube.com/watch?v=F0p1_HnBBYU

FRAGMENTO DE "LAS OLAS"
 "El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido o cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. "
  Además de Joyce y Virginia Woolf, hay que destacar a D.H. Lawrence (El amante de lady Chatterley), George Orwell (1984, Rebelión en la granja), Aldous Huxley (Un mundo feliz) o a los fundadores del círculo de Inklings, J.R. Tolkien (El señor de los anillos) y C.S. Lewis (Crónicas de Narnia).

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